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miércoles, 9 de enero de 2008

Feria de San Telmo

Feria de San Telmo

Todos los domingos, desde hace unos 37 años, el barrio de San Telmo se viste de feria. Decenas de artesanos, vendedores de antigüedades y otras oportunidades, se dan cita en Plaza Dorrego, en el ángulo que forman las calles Defensa y Humberto I, a un poco más de 200 metros de la Av. Paseo Colón, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Es el paseo dominguero elegido por muchos porteños, pero también por la mayoría de los turistas que visitan el país. Es que en pocas cuadras a la redonda se pueden encontrar decenas de negocios especializados en la venta de antigüedades y, como dijera, los domingos se llena de artesanos que ofrecen sus trabajos.

 

La feria comenzó, oficialmente, a funcionar en 1970, aunque hubo unos tibios intentos de creación unos pocos años antes. Inicialmente la conformaron unos treinta puestos ya que, como toda actividad que se inicia, era resistida por los vecinos. No existían aun los anticuarios, ocupantes de los negocios fijos hoy en día. Sólo se encontraba Casa Pardo, que había estado anteriormente en la intersección de las calles Sarmiento y Reconquista, lugar de donde fueron desalojados, motivo por el cual recibieron una indemnización con la que compraron una de las viejas casa de la zona, la remodelaron y la convirtieron en su negocio.

 

Los treinta puestos fueron provistos por la Municipalidad de la ciudad, puestos que pertenecían a las Ferias Francas. Eran de hierro, con un humilde techo de lona. Costó comenzar. Costó conseguir los primeros 30 puesteros, pero el éxito fue inmediato. Tan sólo 3 meses después había en la zona 270 puestos, la misma cantidad que hay en la actualidad.

Para que todo no fuera un descontrol se trazaron mapas y se dictaron normas muy férreas. Los puestos tienen que estar armados antes de las 10:30, después no está permitido hacerlo. Cada permisionario tiene un legajo y las infracciones a las normas constan en él y van gestando el currículo del puestero, currículo que hasta puede decidir su expulsión hasta por 3 años, luego de los cuales debe presentarse al sorteo de espacios como cualquier otro aspirante.

 

Los puestos se organizan al rededor y en parte dentro de la Plaza Dorrego, y también en las callecitas aledañas. Comparten este espacio gran cantidad de bares tradicionales, otros orientados al gusto de alguna colectividad, restaurantes y pubs. En la plaza hay un pequeño espacio dedicado a espectáculos musicales, normalmente tango, pero también se puede escuchar música flamenca, brasilera y otras.

 

En los alrededores suelen ubicarse artistas desconocidos pero no por ello menos valiosos, que ofrecen por una moneda a voluntad todo su arte: solistas, pequeños grupos y alguna que otra orquesta. Tampoco faltan los payasos, los mimos y las estatuas vivientes que sorprenden a los más grandes y hacen las delicias de los más pequeños.

 

La Feria de San Pedro Telmo es un sitio de algarabía y jovialidad, lugar de encuentros plagado de curiosidades, historia y semblanzas de otros tiempos en el centro de una gran ciudad.

 

Es un paseo, que si vienes a Buenos Aires, no puedes dejar de realizar. Entretenido, barato (si no compras nada, claro) y si hay buen tiempo, sobre todo en primavera, lleno de gentes que querrás conocer. Platería

 

Tienes que tener en cuenta que las calles de la zona son empedradas y que algunas veredas no están tan cuidadas como uno desearía, por lo que es recomendable que no uses un calzado incómodo para ese tipo de pisos. Hay mucho que caminar y ver, por lo que una vestimenta y calzado cómodo es lo más aconsejable.

 

Como en todo lugar donde concurre mucha gente, los grandes bolsos son incómodos y una tentación para los dueños de lo ajeno. Por eso, déjalos en casa así no tientas al demonio y tus brazos gozarán de la libertad necesaria para poder manipular los objetos que te atraigan.

 

Pero, además de la Feria, otro atractivo importante es el barrio en sí. Fue el barrio del primitivo puerto de la ciudad, donde su actual Plaza Dorrego servia de apeadero de las carretas que iban hacia la Plaza Mayor, a través de la actual calle Defensa.

 

En este lugar se encuentran aun algunos de los edificios más viejos de la ciudad, bien mantenidos por cierto. Calles empedradas, farolas de estilo español, patios con aljibes. Iglesias, museos y cafés con olor a tango. San Telmo es uno de los barrios más tradicionales de la ciudad.

 

La plaza está rodeada de edificios del siglo XIX, con típicas ornamentaciones de estilo europeo de la época. Y sobre la calle Humberto I podrán encontrar un conjunto jesuita, formado por la Iglesia Bathlen, la Parroquia de San Pedro Telmo y el Museo Penitenciario, y frente a éste dos enormes magnolias centenarias, plantadas hacia 1800 que son las delicias de las señoras.

 

Al 1240 de la calle Carlos Calvo se encuentra una antigua pulpería y centro del malevaje de otros tiempos, hoy convertida en restaurante. Data del siglo XIX, conservando los antiquísimos ladrillos rojos en la vereda del recinto.

 

La feria recibe unas 10 mil personas cada domingo. Esto ha hecho que los puesteros deban desarrollar un sentido de percepción especial que les permite clasificar a los visitantes y ofrecer así bijou a los franceses, metales y objetos de variados colores a los brasileros, y joyas antiguas, abanicos y mantones a italianos y españoles.

 

Hace una treintena de años atrás, San Telmo era un barrio marginal con futuro de demolición. Solo lo costoso del proyecto de reurbanización para un país empobrecido lo salvó de las topadoras. Hoy su arquitectura colonial, la Feria y los turistas lo han vuelto a relanzar y está de moda. Esta feria, promocionada internacionalmente, es un lugar obligado por tu paso por Buenos Aires.

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